El día 7 de septiembre mi hermano, un amigo y yo nos desplazamos a la localidad valenciana de Puzol para pasar un día cargado de actos taurinos.
A las 8 de la mañana se tenía que realizar un encierro de toros cerriles de la ganadería de Manuel Villau. Durante el día se desencajonaban 5 toros y por la noche también se realizaban emboladas. De los toros que se desencajonaban por la tarde destacar un Victorino.
Era la hora del inicio y tenia los típicos nervios de antes del encierro. El tiempo iba pasando, los nervios no, y el cohete anunciador del inicio no se escuchaba. Una vez ya ha sonado el petardo todo los nervios se esfuman: sólo piensas en intentar ponerte en un buen lugar y lograr ver por donde te vienen los toros para realizar una buena carrera.
Cuando eran ya casi las 9 de la mañana se oye decir por las calles, repletas de gente, que el encierro está apunto de empezar. Me causa sorpresa el echo de que no se oye ningún cohete para anunciar el inicio. Los toros empiezan la carrera por el recorrido de 875 metros. Esta vez, por fin, puedo los toros y por donde me vienen.
Abriendo la manada iba un cabestro, parecía un toro, a un gran ritmo que izo que la gente se tuviera que ir hacia los lados.
A las 8 de la mañana se tenía que realizar un encierro de toros cerriles de la ganadería de Manuel Villau. Durante el día se desencajonaban 5 toros y por la noche también se realizaban emboladas. De los toros que se desencajonaban por la tarde destacar un Victorino.
Era la hora del inicio y tenia los típicos nervios de antes del encierro. El tiempo iba pasando, los nervios no, y el cohete anunciador del inicio no se escuchaba. Una vez ya ha sonado el petardo todo los nervios se esfuman: sólo piensas en intentar ponerte en un buen lugar y lograr ver por donde te vienen los toros para realizar una buena carrera.
Cuando eran ya casi las 9 de la mañana se oye decir por las calles, repletas de gente, que el encierro está apunto de empezar. Me causa sorpresa el echo de que no se oye ningún cohete para anunciar el inicio. Los toros empiezan la carrera por el recorrido de 875 metros. Esta vez, por fin, puedo los toros y por donde me vienen.
Abriendo la manada iba un cabestro, parecía un toro, a un gran ritmo que izo que la gente se tuviera que ir hacia los lados.
Detrás suyo iba un toro colorado, muy bien presentado, embistiendo por los laterales del circuito, protagonizando alguna embestida pero sin tener que lamentar ninguna cornada.
Después del toro colorado, que izo abrir mucho a los corredores, a una cierta distancia iban dos toros negros que fueron con los que desarrollé mi carrera. Con ellos llegué a la entrada de la “plaza”. El final del recorrido era muy peligroso, donde se pudieron ver buenas carreras, imágenes espectaculares y momentos de nerviosismo.
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