El día 10-07-2007 corrí mi primer encierro de toros. Fue en Pamplona, fiestas de San Fermín, con toros de la prestigiosa ganadería gaditana de Cebada Gago.
Muchos años viéndolos por la televisión y por fin podía estar en Pamplona.
Entré dentro del recorrido con unos nervios que no se pueden ni describir. La hora que va de las 7 a las 8 es una de las más largas que recuerdo. Durante este pequeño espacio de tiempo pude ir a rezar al santo, hablar de los toros que saldrían a correr el encierro, saludar a conocidos, etc. Cuando faltaban 10 minutos para las 8 se abrió el control de la policía y nos fuimos andando del ayuntamiento al final de la calle estafeta.
Cuando sonó el petardo la gente ya se volvía loca. Los toros aun estaban por la mitad de la calles estafeta y el público ya abarrotaba toda la calle, lo que dificultaba mucho poder empezar la carrera y ver lo toros. Después de esta última avalancha de gente ya pude ver a los cabestros, que este año estuvieron muy rápidos y la mayoría de días eran ellos los que comandaban la manada, y los toros de Cebada Gago, los cuales me impresionaron mucho. Al arrancar a correr, me venían por mi derecha, lo que mas me impacto, aparte de su envergadura, fue el ruido que hacia su galope por el asfalto.
La entrada al callejón es el mejor recuerdo que guardo de mi primer encierro, ya que era como haber cumplido un sueño de la infancia.
Muchos años viéndolos por la televisión y por fin podía estar en Pamplona.
Entré dentro del recorrido con unos nervios que no se pueden ni describir. La hora que va de las 7 a las 8 es una de las más largas que recuerdo. Durante este pequeño espacio de tiempo pude ir a rezar al santo, hablar de los toros que saldrían a correr el encierro, saludar a conocidos, etc. Cuando faltaban 10 minutos para las 8 se abrió el control de la policía y nos fuimos andando del ayuntamiento al final de la calle estafeta.
Cuando sonó el petardo la gente ya se volvía loca. Los toros aun estaban por la mitad de la calles estafeta y el público ya abarrotaba toda la calle, lo que dificultaba mucho poder empezar la carrera y ver lo toros. Después de esta última avalancha de gente ya pude ver a los cabestros, que este año estuvieron muy rápidos y la mayoría de días eran ellos los que comandaban la manada, y los toros de Cebada Gago, los cuales me impresionaron mucho. Al arrancar a correr, me venían por mi derecha, lo que mas me impacto, aparte de su envergadura, fue el ruido que hacia su galope por el asfalto.
La entrada al callejón es el mejor recuerdo que guardo de mi primer encierro, ya que era como haber cumplido un sueño de la infancia.
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